Su origen se sitúa en el siglo XIX, alejado de la fantasía que despiertan los castillos encantados y los cementerios envueltos en una espesa niebla. Esta historia, tiene su origen en la minería.

Los primeros años de esta industria, están caracterizados por la precariedad en todos sus procesos. Largas jornadas de trabajo, ausencia de protección, vestimentas que acostumbraba a ser la misma que utilizaban en la calle, herramientas del campo, incluso la costumbre de fumar en el interior de los túneles.

En las grandes explotaciones sabían que existía el riesgo de encontrarse con la presencia de algún tipo de gas, que lejos de adormecer al minero, podía provocar grandes explosiones que desencadenaran el derrumbe de toda la explotación. Por este motivo se popularizó la presencia de presos, que realizaban estas comprobaciones a cambio de una reducción en sus condenas.

Al inocente preso, se le colocaban unos grilletes a la altura de los tobillos, para que no pudiera escapar, se le cubría todo el cuerpo con una lona de cuero empapada en agua, para protegerlo de posibles explosiones y se le daba un candil de aceite. Acto seguido, era introducido en la nueva galería, para comprobar si existía la presencia de algún tipo de gas.

La imagen de los mineros al ver regresar con vida a los presos, los que regresaban, era la de una sábana húmeda arrastrando unos grilletes, alumbrada con una titilante llama, apareciendo de entre la espesa negrura de la mina.

Y por este motivo, los fantasmas son representados con una sábana y unos grilletes.

Feliz Halloween a todos

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